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Ilustración: Miguel Ordónez |
Puede que nos hayamos olvidado, pero todos hemos sido niños. Por aquel
entonces, veíamos la vida con asombro y la disfrutábamos jugando con la
imaginación. Pero tarde o temprano nuestras ilusiones chocaron contra el
muro que los adultos llaman “realidad”, que comenzamos a construir al
iniciar nuestra andadura académica y profesional. ¿Cuántas veces nos han
dicho que no podemos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta? De
tanto oírlo, la mayoría nos lo terminamos creyendo, dejando nuestros
sueños de lado.
“Lo esencial es invisible a los ojos; tan solo puede verse con el corazón” (Antoine de Saint-Exupéry)
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