Un nuevo estudio de la UOC refleja
que los juegos interactivos agresivos no favorecen conductas violentas
en los jóvenes. Por el contrario, tienen efectos positivos para el
aprendizaje y la comunicación.
De vez en cuando es habitual ver noticias en
televisión que hablan de agresiones y de casos de violencia juvenil como
el sucedido en la Escuela de Newtonwn, de Connecticut de Estados
Unidos, en el que se utilizó un fusil que aparecía en el juego ‘Call of
Duty’, así como de informaciones que relacionan la violencia en los
jóvenes con el consumo de videojuegos de contenido violento. Pero ahora
esta relación queda en entredicho a raíz de un estudio realizado
por investigadores del IN3 de la UOC en el que se ha comprobado un
descenso del crimen juvenil frente a un incremento del consumo de juegos
interactivos agresivos. [Ver cursos de Videojuegos]
Según los investigadores no existe ningún estudio que demuestre la relación causal entre las actitudes violentas y los juegos interactivos,
sobre todo, entre los adolescentes, ya que no son los más asiduos a los
juegos interactivos aunque se tiende a pensar lo contrario. De hecho,
de acuerdo con los datos aportados, el mayor porcentaje de
videojugadores se concentra entre los 25 a 44 años. Además, indican que
los comportamientos que son delictivos dependen de diversas variables
que están relacionadas con el contexto social, cultural y económico de
los individuos.
En el estudio, los investigadores igualmente ponen de manifiesto
la importancia educativa y semiótica del consumo de videojuegos y
destierran la idea de que los videojuegos son de baja cultura.
Una concepción errónea que se ha producido, sobre todo, por el hecho de
que se ha analizado antes el abuso frente a la utilidad de este
producto. Además, el análisis del game-based learning o aprendizaje
basado en juegos y los serios games o juego serio han permitido
prestigiar estos productos.
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